“Nada es imposible”, es la famosa frase que hace más de diez años dijo Nicolás Massú, tenista chileno y medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, al ganar un partido en 2009 que permitió al equipo chileno mantenerse en el Grupo Mundial de la Copa Davis.
Y es que el deporte a lo largo de la historia nos ha entregado miles de testimonios de esfuerzo, superación y trascendencia. Son montones los testimonios de hombres y mujeres, de diferentes países y edades, que lograron cumplir sus sueños, batir récords e inspirar a millones de personas en el planeta. Jesse Owens, Serena Williams, Rafael Nadal, Pelé, Tegla Loroupe y Simone Biles son algunos ejemplos internacionales y, sin ir más lejos, también existen referentes locales como Tiane Endler, Francisca Crovetto o Santiago Ford, que destacaron con sus logros en los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
El concepto “trickle-down effect” señala que los deportistas de élite o alto rendimiento operan efectivamente como fuente de inspiración para que las personas practiquen deportes, generando beneficios individuales -en la salud y calidad de vida de la gente- y en la sociedad en su conjunto.
Hacer deporte es importante, eso no está en cuestión. Existe un consenso de que es fundamental que la sociedad fomente la actividad física por sus múltiples efectos en el bienestar de los miembros de la comunidad. Sin embargo, el deporte va más allá de la salud física: promueve el desarrollo de habilidades y competencias, como la disciplina y la responsabilidad; favorece el aprendizaje; inculca valores, como el respeto, y fomenta la ética; y, es un gran medio para la cohesión social, ya que promueve la inclusión y la diversidad. ¿Pero se logra esto sólo con el deporte?
“La evidencia nos muestra que el deporte por sí solo no crea componentes protectores, es decir, no basta con promover el deporte para que este tenga un impacto positivo. Sin embargo, el deporte constituye una tremenda plataforma para desarrollar dichos componentes y se pueden maximizar sus beneficios y generar efectos en el largo plazo, al acompañar la práctica deportiva de intervenciones integrales, que promuevan el desarrollo de habilidades y competencias en quien realiza el deporte, e involucren su núcleo familiar o cercano”, explica Macarena Cea, directora de Evaluación y Desarrollo de Fundación Luksic.
Esto lo tienen claro diferentes organizaciones en Chile. Por ejemplo, Fundación Kiri trabaja para entregar habilidades socioemocionales, que pueden prevenir los problemas de salud mental, a través de talleres culturales, científicos y deportivos y espacios recreativos -como campeonatos o desafíos- en las escuelas.
En el ámbito deportivo, Kiri realiza talleres de skate y tenis, a través de los cuales, y con el acompañamiento fundamental de sus propios monitores, fomenta el desarrollo del trabajo colaborativo, trabaja el sentido de pertenencia, la determinación, la regulación emocional, profundizan en el desarrollo del autoestima de los alumnos y promueven la construcción personal de un propósito.
“Creemos que el deporte fortalece el cuerpo y la mente. Nuestros talleres promueven habilidades sociales y emocionales, como la autoestima, sentido de propósito y la regulación emocional. Las trabajamos desde disciplinas que hacen sintonía con los intereses genuinos de los y las estudiantes. En Fundación Kiri queremos construir un mundo donde la salud mental sea la prioridad y nos enfoquemos en promover ambientes de bienestar para alcanzarla”, afirma Florencia Álamos, Directora Ejecutiva de Fundación Kiri.
En Fundación Luksic implementan Escuelas Deportivas de hockey y fútbol para niños y niñas entre los 7 y los 14 años. En total, hay 14 escuelas de fútbol en 10 comunas de la Región Metropolitana y una en la comuna de Antofagasta, en las cuales participan 1.300 niños, niñas y adolescentes. Además, la Fundación tiene 4 escuelas de hockey césped para niñas, tres en comunas de la Región Metropolitana y una en la comuna de Calle Larga, en la Región de Valparaíso, en las que participan más de 150 alumnas.
En estas Escuelas Deportivas se trabajan componentes que van enfocados a entregar una formación integral: los y las alumnas tienen instancias educativas en torno a la alimentación saludable; y también, se realizan charlas y talleres de parentalidad positiva para los apoderados y/o cuidadores, para apoyar su labor de crianza.
“En Fundación Luksic estamos convencidos de que a través del deporte podemos apoyar a las personas para que desarrollen sus talentos y puedan transformar sus vidas. Por esto también nos enfocamos en crear instancias formativas tanto para los niños como para sus apoderados, creemos que al integrar estos componentes con la práctica deportiva podremos apoyar a los alumnos en su desarrollo”, comenta Rosario Donoso, directora de Deportes de Fundación Luksic.
Camila Caram fue parte de la selección Chilena de Hockey Césped y capitana de las “Diablas”. Hoy es directora de Circuitos Interescolares de Fundación Kiri y cofundadora de Fundación Impúlsate, organización que trabaja implementando las escuelas de hockey de Fundación Luksic. La hockista explica que los deportes colectivos promueven el desarrollo de habilidades socioemocionales como la empatía, la colaboración o la planificación. Estas capacidades facilitan el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes. Además, la actividad física incrementa la neuroplasticidad, la cual está asociada con mejoras en los procesos cerebrales asociados con el aprendizaje.
“A lo largo de mi vida, el deporte me entregó muchos valores y habilidades que me van a servir para buscar el éxito en lo que sea que me proponga. Y junto con mi hermana, en la Fundación Impúlsate, buscamos poder devolverle de cierta forma, a otros niños lo que el deporte nos entregó a nosotras. Es por eso que creemos que el deporte es un medio para estos aprendizajes es fundamental, ya que en la cancha, en el entrenamiento, se viven experiencias que son únicas y donde uno internaliza estos aprendizajes de una manera muy fácil”, dice Caram.