Chaka: una experiencia que está transformando la educación técnico profesional en Arica desde las salas de clases

10 •  septiembre •  2021
  • “Construyendo puentes” significa en Aymara el nombre de la iniciativa que desarrolla Fundación Luksic junto al laboratorio de investigación e innovación en educación SUMMA. El programa busca impactar a más de 1.200 estudiantes, docentes y directivos de la Región de Arica y Parinacota, y su acompañamiento ha sido clave para la adaptación de los colegios al nuevo escenario educativo durante la pandemia.

Una forma distinta de construir educación. Esa es la premisa del programa Chaka, que desde 2019 trabaja en cinco colegios y liceos de la Región de Arica y Parinacota. La iniciativa que desarrolla Fundación Luksic junto a SUMMA busca transformar y mejorar la calidad de la educación con una mirada colaborativa. Es decir, incentivando que tanto estudiantes, como docentes y directivos trabajen juntos en la construcción del modelo educativo que mejor se adapte a sus necesidades y la creación de soluciones innovadoras que puedan mejorar los aprendizajes dentro de la sala de clases.

Los colegios que participan en el programa son el Liceo Leonardo da Vinci; Liceo Agrícola Francisco Napolitano; Liceo Agrícola José Abelardo Núñez; Colegio Tecnológico Don Bosco y Colegio Miramar. Durante cinco años, desde 2019 y hasta 2023, estas comunidades escolares serán acompañadas por el programa Chaka para adquirir herramientas e innovar en sus modelos pedagógicos a través de la constitución de comunidades de práctica profesional, charlas, talleres, espacios de conversación y prácticas de colaboración.

Precisamente durante 2020 y el primer semestre de 2021, en un período marcado por la pandemia, los problemas de conectividad, la incertidumbre y la transformación de la forma en que tradicionalmente se realizaba el trabajo educativo, el programa Chaka acompañó a los cinco establecimientos en la adaptación y la generación de cambios necesarios para enfrentar con éxito estas dificultades. 

Guías para medir y mitigar el impacto psicológico que ha tenido la pandemia en los alumnos y docentes; recursos para apoyar a estudiantes con dificultad para conectarse; estrategias para que directivos puedan liderar comunidades escolares afectadas durante la emergencia sanitaria y herramientas para planificar junto a los estudiantes el desarrollo de la clase, son parte de las decenas de recursos y materiales que durante los últimos meses el programa Chaka ha puesto a disposición de los establecimientos.

Asimismo, se han incentivado a través de talleres modelos y prácticas pedagógicas que han demostrado ser exitosos para mejorar los aprendizajes de los alumnos. Una de ellas es el modelo de planificación invertida, que pone como punto de partida el aprendizaje que se espera lograr en los estudiantes para, en base a ello, desarrollar las actividades de clases.

Otra práctica que se ha incentivado en los colegios es la de la retroalimentación, que se centra en el diálogo reflexivo con el estudiante respecto a su desempeño para mejorar sus aprendizajes. Por otro lado, se ha trabajado el aprendizaje colaborativo, práctica pedagógica que promueve una interacción e interdependencia positiva entre estudiantes para lograr metas en común y que contribuye a desarrollar habilidades fundamentales como el pensamiento crítico, la capacidad de escuchar y reformular las opiniones de los compañeros, reconstruir el propio pensamiento para tomar mejores decisiones y reflexionar sobre las acciones que emprenden y sus consecuencias.

“En Chaka buscamos potenciar en un trabajo conjunto con las mismas comunidades, espacios de reflexión pedagógica que nos ayuden a cambiar las prácticas para mejorar los aprendizajes de las y los estudiantes. Para esto nos basamos en estrategias probadas y exitosas implementadas en países más desarrollados, como son la colaboración, la retroalimentación, el desarrollo socioemocional y la metacognición”, señala Mauricio Farías, director de Transformación Escolar de SUMMA.

Por su parte, José Gutiérrez, director del Laboratorio de Educación de Fundación Luksic, asegura que además de las herramientas que se transmitieron a los colegios como parte del programa, también se ha priorizado en el último tiempo el factor humano y el acompañamiento en momentos difíciles para las comunidades escolares. “El año pasado y este primer semestre nos han dejado aprendizajes y vínculos que quizás no habríamos podido construir de otra forma. Priorizamos el acompañarnos, conocernos y reservar tiempos especiales para la interacción entre las comunidades escolares, en un año donde necesitábamos más que nunca esa compañía”. 

Durante el segundo semestre de 2021, el programa Chaka continuará favoreciendo la colaboración dentro de las comunidades educativas para fomentar prácticas que mejoren la calidad de la educación a la que acceden los alumnos de estos cinco establecimientos. Asimismo, el proyecto contempla recoger evidencia y que esta experiencia pueda transferirse como buenas prácticas a otros países de América Latina.