Decidida a ser madre a tiempo completo, Lastenia Albornoz dejó atrás su trabajo estable como cajera de un banco en Maipú para quedarse en casa y criar a sus hijos. Pero ella sabía que no podía dedicarse solo a la maternidad, además siempre le ha gustado estar constantemente haciendo y aprendiendo cosas nuevas.
Así, Lastenia, con su cuarto medio, sus estudios de contabilidad y curso de cajero bancario, se vio en su casa en Tiltil, en la Región Metropolitana, con su hijo Enrique y su marido Alejandro, con las ganas de emprender en un nuevo proyecto. Con esa convicción en mente, comenzó a realizar distintas actividades hasta que un día, junto a su marido, se compraron una máquina de coser, y al tiempo una de bordar.
“Yo no sabía ni enhebrar un hilo, no tenía idea de usar ese tipo de máquinas. Pero yo quería hacerle las bolsitas que le pedían en el jardín a mi hijo, así que como pude, me metí y me resultaron bien bonitas, con todos sus detalles, porque yo siempre he sido bien meticulosa, trabajadora y dedicada. Tanto así, que empecé a vender bolsitas a los demás apoderados”, cuenta Lastenia.
Ese fue su primer gran negocio, pero duró poco, ya que la venta de las bolsitas solo fue un éxito durante febrero y marzo, cuando los estudiantes entraban al colegio. A esa altura, la familia ya tenía cuatro integrantes, había llegado su segundo hijo, Arturo.
“Yo le dije a mi esposo que vendieramos la máquina, porque necesitábamos plata, estábamos pasando por un mal momento, pero un amigo de él nos dijo que no. Que yo sabía coser y bordar, que hiciera fundas para camiones”, dice Lastenia, quien nunca antes había escuchado de qué se trataba y el único acercamiento que tenía con los camiones, era porque su marido manejaba uno.
Al día siguiente volvió el amigo con una funda que tenía. “Era horrible y cara, y yo sin saber nada, le digo al Jano que yo por esa plata hago una mucho más bonita”. Y manos a la obra. En su auto Fito 147 fueron a comprar los materiales a la comuna de Independencia. Mientras Jano tomaba las medidas y cortaba las telas, Lastenia cosía y hacía el resto de la magia.
“No fue fácil, la primera vez me demoré varios días, pero seguí adelante. Cuando la entregamos, nos dijeron que estaba súper linda y original. Desde ahí no paramos” , explica Lastenia.
Con ansias de seguir adquiriendo más conocimientos, la emprendedora de Tiltil se inscribió en clases para aprender a manejar su negocio. Finalizó con éxito sus materias y Fundas Truck siguió creciendo. Al tiempo, le comentaron del concurso Impulso Chileno, un programa de Fundación Luksic que busca entregar un impulso a emprendedores de todas las regiones del país a través de tres componentes esenciales para su crecimiento: apoyo económico, capacitaciones realizadas por la Universidad Católica de Chile y mentorías a través de la Corporación Simón de Cirene.
“Me metí, busqué información y postulé. En un momento, tuve que enviar un video y yo solo pensaba que de ese video dependía mi vida. Estuve grabando desde las 9:30 de la mañana hasta 15:30. Cuando me llegó el correo que quedé seleccionada, exploté en llanto. Lo que más me emocionaba era que iba a ir a la universidad , dice la dueña de Fundas Truck.
En junio de 2021 el negocio cumple 12 años. En todo este tiempo, la pareja se ha ido perfeccionando, Hoy hacen sus propios logos. Tienen las medidas de más de 70 camiones y hacen envíos desde Arica a Punta Arenas. Hasta tiene sus clientes fieles de Argentina.
La pandemia y su consecuencia en el retraso de la llegada de los contenedores con el material, significó tener siete meses a Fundas Truck cerrado, ya que no contaban con las telas para seguir creando todos los productos que ofrecen: fundas para los asientos y respaldos, cenefa, cubre tablero y cubrepiso, y cubrecama.
Aprovecharon ese tiempo para terminar el taller y tener un espacio cómodo para seguir con el trabajo. Las importaciones y proveedores llegaron con material, y con eso la agenda de Lastenia ya está copada nuevamente. “Pasamos de tener cinco pedidos al mes, a tener 30. Cada vez que hacemos una entrega los clientes quedan felices, superamos sus expectativas. Hacemos todo con mucha dedicación, con buenos materiales y todo personalizado. Para los camioneros esto es más que su herramienta de trabajo, es su hogar, ellos quieren a sus camiones”, indica Lastenia.
La emprendedora, emocionada, señala que gracias a Impulso Chileno pudieron adquirir máquinas más profesionales, lo que les permitió disminuir el tiempo de producción. “Como dice su nombre, realmente fue un impulso para que nuestro negocio, nuestro sustento familiar crezca y yo pueda seguir trabajando en casa al lado de mis hijos. Yo sé que un día voy a ir a la universidad, porque el que quiere superarse no ve obstáculos, ve sueños. Y yo siempre voy a querer ir un paso más allá, por mí, por mi familia”, afirma Lastenia.