Cerca de dos millones de estudiantes y más de 150 mil docentes volvieron a clases presenciales durante los primeros días de marzo. Este retorno ha estado marcado por la incertidumbre, la ansiedad y el nerviosismo, pero al mismo tiempo hay entusiasmo, alegría e interés por volver a reencontrarse.
La psicóloga educacional y gestora técnico metodológica de la iniciativa MueveTP de Fundación Luksic, Dominga Ortiz, abordó esta temática en una entrevista en la radio Biobío, donde entregó orientaciones para promover el bienestar y el aprendizaje en las comunidades educativas.
¿Cómo has visto este reencuentro al interior de las escuelas? ¿Existe mucha ansiedad por el período en que las comunidades educativas dejaron de asistir presencialmente a los colegios?
Lo que nosotros hemos visto en MueveTP estos días es que las y los estudiantes están llegando con mucha energía vital, quieren compartir con sus pares, conversar y recuperar la socialización que se perdió en la pandemia. Por lo mismo, es probable que, durante un tiempo, la mayoría de los estudiantes quiera hacer mucho de lo que se les privó por la pandemia, pueden estar más distraídos en las salas de clases y muy activos físicamente.
Tanto en docentes como en estudiantes hemos visto que predominan emociones agradables en relación al retorno, están alegres y entusiasmados por volver, y las comunidades educativas están haciendo muchos esfuerzos por darles una acogida cálida. Pero también es probable ver algunas ansiedades vinculadas a lo académico y a lo socioemocional. Los estudiantes han crecido durante estos dos años, han cambiado sus vínculos, y además han vivido un proceso de aprendizaje más individual. Con el regreso se hará visible lo que aprendieron en sus casas y es probable que se noten brechas en el manejo de contenidos entre compañeros, y eso puede desafiar mucho más a los profesores.
También va a cambiar la interacción en la sala de clases, en el sentido de que hoy ya no va a haber un profesor con niños invisibles, con cámara apagada, sino que los verá cara a cara, lo que es una oportunidad para fortalecer el vínculo pedagógico y socioemocional que hace falta después de dos años donde la virtualidad fue protagonista, producto del Covid-19.
¿Cómo recuperar los aprendizajes perdidos durante estos dos años? Es evidente que los profesores y los colegios no estaban preparados para hacer clases online, que el sistema escolar nunca estuvo pensado así y que implicó múltiples desafíos para toda la comunidad.
Si bien hay aprendizajes académicos que se pudo haber perdido, hemos visto una ganancia de aprendizajes que no se intencionaban tanto en los colegios, y que tienen relación con la dimensión socioemocional. Uno de los aspectos positivos a destacar es la importancia de las emociones y el bienestar de las personas como condición básica para aprender cualquier asignatura.
El retorno en ningún caso tiene que ser una carrera para recuperar lo perdido, sino que tenemos que buscar mecanismos para integrar contenidos con estos aprendizajes nuevos. En ese sentido, en Fundación Luksic estamos convencidos de que el rol de los adultos es fundamental para promover aprendizajes y el bienestar de la comunidad educativa.
Algo que hemos observado es que los equipos docentes deben ser cuidados por quienes toman decisiones en los establecimientos, como los directores o los sostenedores. Está demostrado que si un engranaje de la cadena falla eso repercutirá en la calidad de vida de la comunidad educativa y en los aprendizajes de los estudiantes. En tiempos de crisis, la recomendación es el autocuidado y avanzar sin presiones.
¿Cómo se vinculan los aspectos socioemocionales con el currículum escolar?
No hay ni habrá una formación efectiva si los estudiantes están deprimidos, con autoestima baja, si se sienten inseguros o en espacios que no les dan confianza, que los hacen dudar de sus capacidades o que los someten a presiones excesivas. Por eso es muy importante promover el aprendizaje socioemocional integrado con las asignaturas tradicionales, como ciencias, lenguaje e historia. Por ejemplo, en una clase de lenguaje sobre textos dramáticos, una docente podría invitar a sus estudiantes a actuar como distintos personajes, y luego, trabajar el reconocimiento de las emociones predominantes en cada uno de ellos y la importancia de la empatía para lograr una buena interpretación durante la actuación.
¿Qué rol cumplen las familias en este retorno a clases? Muchos padres fueron también profesores durante la pandemia y se dieron cuenta del tremendo trabajo que hacen los profesores por educar a sus hijos.
En primer lugar, creo que hemos tenido la gran oportunidad como país de reconocer el rol de los docentes y su importancia para la sociedad en la formación integral de las personas. Muchas mamás y papás fueron profesores durante este periodo, comprendieron los desafíos que implica educar y esperamos que esta crisis sanitaria permita fortalecer la relación entre la familia y los colegios.
En relación al rol de madres, padres y cuidadores en la vuelta a clases, lo primero y más importante es la comunicación con sus hijas e hijos para saber cómo están viviendo el retorno, poder acompañarlos y validar las emociones que van sintiendo en este proceso de adaptación, el cual será lento -con altos y bajos- pero que será beneficioso para todos.
Adicionalmente, es importante que los apoderados estén atentos a cambios importantes en las conductas de sus hijos durante este periodo. Por ejemplo, si notan alteraciones en el sueño, resistencias para asistir al colegio, aumentos o bajas de apetito, cambios abruptos en el estado de ánimo, entre otras, ya que pueden ser señales de alerta para solicitar apoyos de especialistas.
Tras un periodo de crisis, las personas necesitamos conversar, somos seres sociales y emocionales, que requerimos del contacto para crecer, para aprender, para ser felices.